El guardabarreras

David era un hombre gris, si , definitivamente un hombre gris, como el uniforme que usaba en su trabajo de guardabarreras del viejo ramal del ferrocarril Mitre, las mismas barreras que durante años se encargo de subir y bajar al paso del trén.Gris como el paso cansino y desganado de su andar, parecia un Atlas vencido de soportar el peso del mundo sobre sus espaldas.

Su vida no distaba mucho del color de su uniforme, la repartia entre su trabajo y el hobbie de peluquero a domicilio , que en realidad era otra forma de agregar mas plata a su magro sueldo, una bicicleta desvencijada por el uso excesivo, una esposa y dos hijos eran todo su capital, vivia en el barrio ferroviario, en una casa modesta, pero con una limpieza extrema , que su mujer se encargaba de mantener limpiando sobre lo limpio.Jamas tuvo una mascota, las razones nunca las conoci.

Sus ojos transparentes, dejaban al descubierto un alma exageradamente mansa, nunca de sus labios escapó una nota mas fuerte que otra, hasta su risa era silenciosa.Su cuerpo flaco y desgarbado, se parecia a un árbol añoso, y reseco, el peso de los años se hacia sentir.

Con férrea voluntad, pedaleaba todos los dias en su vieja bicicleta de frenos a varilla hacia su casilla de guardabarrera, por toda compania, su vieja radio a transistores.Todos sus dias iguales, grises como su uniforme.

Pero un dia, en un recodo, la vida iba a cambiar definitivamente para él, fue en el mismo momento que su hijo mayor decidió buscar nuevos horizontes en otro pais, ir en busca de una vida distinta, quizas por miedo a entrar en una vida gris y chata como la de su padre, con pocas oportunidades de crecimiento en un pais que muchas veces no trata bien a sus ciudadanos.

De repente sus ojos se opacaron, su cuerpo se resecó aun mas, la vida lo habia abandonado a su suerte.A partir de ese momento el gris de sus dias, tomo un tinte oscuro, y la pena y el dolor fueron su compania.

Cuando termino de pasar el trén, las barreras aun seguian bajas, las bocinas de los autos sonaban sin parar, un vecino se acerco a la casilla, no sin cierto temor, ahí estaba David, tirado en el suelo aferrado a un pequeño frasco de pastillas, inconsciente.
Su alma dolorida quiso escapar en ese acto ,para siempre de aquella tortura impuesta.
Sobrevivió lo que pudo, ni siquiera en forma silenciosa sonreia, pero el dolor lo fue venciendo lentamente, su paso lento fue una agonia permanente su oscura realidad lo cubrio definitivamente, y un dia su vida, bajó su barrera para siempre.


Nota: David existió, fue el padre del único amigo que hoy me queda de mi juventud,
era guardabarrera, excelente padre, y esposo. Su hijo mayor jamas volvio a verlo
con vida.

Literatura MAD51 10:26:00